Tipos de alergia

¿Qué es la dermatitis de contacto?

La dermatitis de contacto es una reacción inflamatoria de la piel que se produce cuando esta entra en contacto con sustancias irritantes o alérgenas. Esta afección provoca enrojecimiento, picazón y, en algunos casos, ampollas o grietas. Existen dos tipos principales de dermatitis de contacto: la dermatitis irritativa (causada por la exposición a productos químicos agresivos) y la dermatitis alérgica (provocada por una reacción alérgica del sistema inmunológico). Esta condición no es contagiosa, pero puede afectar la calidad de vida debido a la incomodidad y la apariencia de la piel afectada.

  • Síntomas de la dermatitis de contacto

    Los síntomas de la dermatitis de contacto pueden aparecer minutos, horas o días después de la exposición a la sustancia desencadenante. Los signos más comunes incluyen:

    • Enrojecimiento y erupciones cutáneas que pueden variar en intensidad según el tipo de exposición y la sensibilidad de la persona.
    • Picazón persistente que puede empeorar durante la noche o al estar en contacto con la sustancia irritante o alérgena.
    • Ampollas o vesículas que, al romperse, pueden liberar líquido y formar costras.
    • Descamación o sequedad excesiva de la piel, lo que genera una textura áspera y poco uniforme.
    • Sensación de ardor o escozor en la zona afectada, especialmente cuando la piel se expone al agua, el calor o productos químicos.
  • Causas de la dermatitis de contacto

    La dermatitis de contacto puede ser provocada por múltiples factores externos. Las causas más comunes incluyen:

    • Sustancias irritantes: El contacto con productos de limpieza, detergentes, jabones, desinfectantes, cosméticos o ciertos metales (como el níquel) puede desencadenar una reacción irritativa en la piel.
    • Alérgenos: La exposición a sustancias que provocan una reacción alérgica, como plantas (hiedra venenosa), perfumes, tintes para el cabello o ciertos conservantes en cosméticos, puede causar dermatitis de contacto alérgica.
    • Fricción o presión constante: La exposición repetida a la fricción con objetos o tejidos puede irritar la piel y contribuir a la aparición de la dermatitis de contacto.
    • Factores ambientales: La humedad, el calor extremo y el contacto prolongado con agua o sudor pueden aumentar la susceptibilidad a esta afección.
    • Sensibilización previa: Las personas que han estado expuestas repetidamente a un alérgeno o irritante suelen desarrollar una mayor sensibilidad, lo que aumenta el riesgo de dermatitis en futuros contactos.